martes, 3 de noviembre de 2009

Mi escuela sabe a naranja

Aquí us penjo un fragment del primer capítol que estem llegint a seminari, Mi escuela sabe a naranja, que m'ha semblat prou interessant.

Estamos en la era de las prisas, y se vive como algo terrible tener que esperar para la más mínima cosa. Si escribimos un mensaje en el móvil, nos saltamos la mitad de las letras para terminar antes. Si apretamos un timbre y tardan en abrir la puerta, nos desesperamos. Si preparamos una comida, queremos que esté hecha a los cinco minutos. Todo lo rápido triunfa: coches, microondas, máquinas de afeitar, trenes, o quitamanchas... En cambio cualquier otra cosa "lenta" o que requiera un proceso de tiempo más o menos largo, está condenada al fracaso. Sólo le perdonamos una cierta tardanza de segundos al ordenador... Tenemos prisa con el perro, con los ancianos, con lo que van en el coche de delante, con la cajera de la tienda, con la pareja y con nosotros mismos...
Con los niños también tenemos prisa, queremos que crezcan demasiado rápidamente y además que sean inteligentes, que no lloren, que no cojan traumas, ni constipados, que aprendan inglés lo antes posible, que sean buenas personas, que no den mucha lata, que sean simpáticos, autónomos, modernos y creativos. Aunque, como todos sabemos, un niño no se hace en un día...


Mari Carmen Díez Navarro

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